Viajar y comer fuera de casa puede ser un desafío cuando tienes intolerancias alimentarias. Sin embargo, con un poco de planificación y algunos trucos prácticos, es posible disfrutar de tus vacaciones sin preocuparte por tu dieta. Aquí te dejo una serie de consejos que siempre aplico cuando viajo que espero que te sirvan:
1. Prioriza restaurantes que cuiden las restricciones alimentarias
El primer paso es investigar y priorizar restaurantes que se especialicen en restricciones alimentarias. Estos establecimientos suelen tener mayor concienciación y sensibilidad hacia las necesidades específicas de sus clientes, están acostumbrados a tratar con clientes con restricciones alimentarias y será más fácil que adapten tus platos. Por ejemplo, establecimientos sin gluten o sin lactosa. Puedes buscar en google maps directamente o consultar mapas como el que tienes subido en esta web con restaurantes que vosotros mismos vais recomendando porque los habéis probado o a los que yo he ido, recuerda que puedes enviar tus opciones.
2. Elige opciones sencillas en el menú
En cualquier restaurante, es recomendable optar por opciones sencillas que sean menos propensas a contener alérgenos ocultos. Por ejemplo, elige carnes y pescados sin salsas, acompañados de patatas o verduras a la plancha que te sienten bien. Estos platos suelen ser más seguros y fáciles de digerir, reduciendo el riesgo de reacciones adversas. Prioriza también opciones sin gluten, ya que el trigo contiene cadenas largas de fructosa que pueden ser difíciles de digerir. Además, en combinación con otros alimentos con FODMAPs, pueden hacer que te sientas mal por un efecto acumulativo.
3. Lleva contigo fiambreras o neveras eléctricas
Para tener más control sobre lo que comes, lleva contigo fiambreras o neveras eléctricas. De esta manera, podrás transportar tus propias comidas y asegurarte de que se mantengan frescas y seguras para el consumo. O fiambreras eléctricas que se calientan en el coche o en un enchufe. Esto es especialmente útil durante largos trayectos en coche o en destinos donde las opciones para personas con intolerancias alimentarias son limitadas.
4. Opta por alojamientos con cocina propia
Para no depender siempre de comer en restaurantes y darte un respiro, elige alojamientos como apartamentos o campings donde puedas disponer de una cocina propia. Cocinar tus propias comidas no solo te da la seguridad de saber exactamente qué estás comiendo, además de dar un respiro a tu intestino y alternar entre salidas fuera del alojamiento, combina la salida de restaurantes con el de cocinar en alguna ocasión en el alojamiento.
5. Lleva productos difíciles de encontrar
Es una buena idea llevar contigo productos que sean difíciles de encontrar en tu destino, como pan sin gluten, picos, bebida vegetal, snacks y desayunos aptos para tus necesidades. Esto te asegurará que siempre tengas algo seguro y familiar para comer, incluso si no encuentras opciones adecuadas en el lugar donde te alojas.
6. Prepara tus propios tuppers
Aprovecha la cocina de tu alojamiento para preparar tus propios tuppers. Un buen picnic con comidas caseras te permitirá disfrutar de tus actividades diarias sin preocuparte por encontrar restaurantes adecuados.
7. Usa enzimas digestivas
En caso de que no puedas elegir con total tranquilidad porque el restaurante no tenga opciones aptas o simplemente quieras disfrutar de la comida al 100% sin adaptaciones, o si tienes dudas sobre la composición de un plato, puedes ayudarte de enzimas digestivas. Las enzimas digestivas, como las Quatrase 10.000, son una herramienta útil para descomponer ciertos alimentos y reducir las reacciones adversas. Para mí, son unas de las más completas que hay en el mercado. Te ayudarán no solo con la fructosa, sino también con la lactosa, fructanos, galactanos (presentes en ajo, cebolla, puerro, alcachofas, frutos secos, legumbres, entre muchos otros) y la sacarosa.
8. Haz una lista con los alimentos que detectes que no te sientan bien
Elabora una lista con los alimentos que sabes que no toleras bien y asegúrate de comunicárselo claramente al restaurante o alojamiento donde vayas a comer. Por ejemplo, si sabes que el ajo o la cebolla te sientan mal, inclúyelos en tu lista. Llama con antelación al restaurante para confirmar que tienen platos aptos o para pedir que adapten el menú a tus restricciones alimentarias
9. Disfruta y relájate
Finalmente, recuerda disfrutar de tu viaje. Tu salud emocional es igual de importante que tu salud digestiva, y todo influye en cómo te sientan las comidas fuera de casa. Mantén una actitud positiva, relájate y disfruta de cada momento. Viajar con intolerancias alimentarias puede requerir un poco más de planificación, pero no debe impedirte vivir experiencias inolvidables.
Conclusión
Viajar con intolerancias alimentarias puede parecer complicado, pero con estos consejos, puedes disfrutar de tus vacaciones sin preocuparte por tu dieta. Prioriza restaurantes que entiendan tus necesidades, elige opciones sencillas, lleva contigo tus propios alimentos, y elige alojamientos con cocina propia. No olvides las enzimas digestivas y, lo más importante, ¡disfruta de tu viaje y cuida de tu salud emocional!